En el jardín del ogro
Leila Slimani
Editorial Cabaret Voltaire
La autora nos ofrece una historia sembrada de emociones tensas, de episodios extremos, donde la vida ordinaria y el submundo habitan juntos sin interferirse. La obsesión de Adéle por el sexo es un síndrome que no puede controlar, que la guía y la vence. La aparente perfección de su vida familiar, casada, con un hijo al que ama, está minada sin remedio por sus circunstancias ocultas, sus constantes relaciones amorosas improvisadas, enfermizas, a menudo en los límites del masoquismo. La realidad vence la apariencia y Richard, su marido, descubre quién es en verdad su esposa. Intenta perdonar, la memoria de tantos engaños, se lo impide. Adèle no supera el sendero que le impone su naturaleza. “El amor solo es paciencia. Una paciencia devota, ferviente, tirana. Una paciencia optimista contra toda la razón”.
La traducción de Malika Embarak López nos permite disfrutar de un estilo elaborado, pero sin excesos retóricos. Los diálogos son directos e intensos. Los personajes quedan bien perfilados en sus mundos psicológicos dispares. Adéle y Richard son el centro indiscutible de la narración; el resto de los personajes aparecen sin restarles una presencia central. Los amantes de Adèle entran y salen de la narración como sombras, descritos con las suficientes pinceladas descriptivas, ni una de más.
La autora, sin apresurarse en el fujo narrativo, no nos deja reposo. El destino, marcado por la enfermedad de Adèle y la personalidad de Richard, nos acaba indicando el final. No es una tragedia, no es una novela romántica. Tal vez pueda considerarse próxima a una novela costumbrista de hiriente carga psicológica. O algo de todo ello.