Tejidos
Sara Martín Fernández
Editorial Anima Ignis, 2024
Hay múltiples luces para entender la poesía, y no hay una regla que determine la correcta, porque siempre está el lector reescribiendo lo que el poeta expresa. Luis García Montero nos lo dice a su manera: «la palabra poética tiene voluntad hospitalaria, porque sólo se produce el hecho poético cuando es habitada por el lector». Por eso, cuando abrimos el cofre de un libro de poemas, una sensación de vértigo nos invade, porque no afrontamos el relato de una historia, sino que nos arrojamos a lo desconocido de la mano de alguien que es narrador y propietario de la vida latida en cada verso. Los ojos del poeta ven lo que no se distingue con una mirada rutinaria. Este es el lenguaje místico de la poesía.
Tejidos es en realidad un telar donde los textos se exponen extendidos, desnudos, en un lenguaje de una sofisticada elaboración que no pierde nunca el contacto de la piel con el suelo. Es la voz de la existencia cierta, el lenguaje común con que escuchamos las confusiones de la vida, con el que Sara Martín nos reclama una intensa atención, y nos habla de su vida, que se proyecta para ser la vida de otros, que puede ser la proyección de la vida en sí, la de todos. La poeta nos muestra los tejidos de sus días, la vivencia personal de su memoria privada, pero es rotunda su intención de remover nuestra posición de meros lectores para exigirnos un compromiso con sus planteamientos fundamentales: el amor, la ausencia, la distancia, la lucha, la muerte, el vivir, la memoria, la pérdida, el miedo, la resistencia; en espacios reales y soñados: una playa, una habitación de hospital, una casa, una mañana de palomas, la tristeza de rinoceronte de los ojos, la esperanza de un niño… Tejidos es la historia de una lucha que llama a la lucha; sabemos que «si el poeta es poeta, será resistente» (Juan Carlos Abril).
De la misma forma que los versos fluyen liberados de métricas pautadas o rimas estrictas, sin embargo, la musicalidad del discurso poético es presente. El uso cuidado del lenguaje poético construye un paisaje en que el mensaje intencional del poema se evoca, incluso cuando no es explícito. Saltamos por los versos que, en aparente morfología caprichosa, nos desvelan lo oculto, un hecho, una vivencia, un sentimiento, la herida, el abandono. Poesía en expresión pura, nunca de llaneza descriptiva, siempre abrupta, instigadora, provocando más que lo que dicen las palabras. ¿Acaso lo más sustancial de Tejidos, en términos poéticos, no se limita lo que dicen sus palabras? ¿Acaso no hay que estar dispuestos a leer más allá de los versos?
Muchos son los golpes intensos que recibes al leer Tejidos; no hay un solo poema, aun esos que se limitan a un breve verso, que te dejen ileso. Son golpes que reclaman el amor,
«No voy a acabr este diario.
No voy a cerrar la puerta.
No hay un punto.
Estamos descalzos.
Le lanzas la pelota a mi perra.
Corres con ella, campo a través.
Vuelas.
No pueden prohibirnos la vida.
No puede.
No».
Otros golpes denuncian la injustica de la muerte y de la vida,
«Estas son las historias para no dormir que nadie cuenta.
No es sólo que el amor no legue nunca,
sino que
hay golpes tan fuertes en la vida
—tenía razón Vallejo—
como del odio de Dios».
Sara Martín ha abierto un bello mirador al entorno poético más actual y ha creado una forma de expresión poética muy personal, que no precisa ser catalogada comparativamente, y que no dudamos de que será un referente en las nuevas tendencias de la poesía en español.